domingo, 21 de agosto de 2011

Intro Spectare / Introspicere II


Anoche conversando con mi Amo en uno de los salones de la Torre Roja, comentó: -“Ya te digo, kahira, mañana te toca encierro” Y comenzará tras la comida, saldrás de la mazmorra tan sólo para cenar y 2 veces para ir al baño.
-¿Cuál será ahora el tema de introspección, mi Amo?
- Meditarás sobre como satisfacer a tu Amo y cómo orientar tu proyecto profesional”. Ahondarás en esos asuntos y en las condiciones que ya conoces. Dado que son dos temas a reflexionar, harás un alto a las 19:30 para continuar a las 20:30, y a las 00.00 sin dilación habrás de tener ya las conclusiones. Para el día 28 quiero un resumen de los pros y contras de tu horario actual para irlo afinando y sea cada vez más estricto y definido. No quiero que tengas un minuto del día en que puedas elegir qué hacer, todo se terminará haciendo a su hora exacta o no se hará, es un proceso que requiere tiempo, si se hace bien, claro está.
- Gracias, mi Señor, siempre es un proceso interno muy clarificador, y una pregunta: ¿se puede hacer referencia al tema aquel que la esclava le comentó de la libertad y sus paradojas, Amo?
- Así es kahira, permite que tu mente vuele, es un ejercicio de vuelo sin motor y habrás de tomar en cuenta todo lo que vaya surgiendo. De eso se trata, de despejar el camino, para eliminar cualquier indicio de dudas y/ó temores.
- Sí, Amo, de eso se trata. Pero, ¿acaso Usted piensa que aún duda su kahira, de lo que es y lo que quiere?
- No tengo la menor duda de qué es lo que eres y quieres. Me refiero a que definas el camino más correcto a seguir para que puedas verte a ti misma como la esclava que siempre has sido y que Yo, tu Amo, tengo el placer de liberar y mostrarte.
- Así será, mi Señor.
La hora ha llegado, desnuda, totalmente aislada y en completo silencio, vuelvo a la crisálida en que se ha convertido mi mazmorra y frente a mi espejo interno comienzo a pensar.
Durante la semana tengo permitido acudir a diversos lugares, uno de ellos dirigido a mi avance personal. Ahora quien condujo el grupo lanzó una pregunta: ¿Qué es lo que te hace más feliz, en qué situación te sientes más plen@?
Entre la audiencia surgieron diversas respuestas:  unos decían que ayudar al prójimo en forma incondicional, otros cuando mostraban tenacidad ante los retos de la vida, para alguien su felicidad consistía en cantar, o en ser verdaderos amigos y servir altruistamente a los demás… hasta que llegó el turno de la kahira. Sinceramente la pregunta me sacó de foco, todos los seres humanos andamos en búsqueda de la felicidad, como cada quien la entiende, claro, pero en mi caso… de pronto no sabía qué contestar. Muchos pensarán, vaya, pero si es una kahira, la felicidad para ella “debería” consistir en obedecer a su Amo. Y así lo consideré en primera instancia, aunque siempre es mejor sumergirse en el yo interior y buscar razones que van más allá de lo visible. Además los “debería” nos limitan tanto, que es preferible cambiarlos por el “quiero”.
Al cerrar los ojos descubrí que lo que me hacía sentir más plena era el contacto con la naturaleza: respirar la brisa del mar o sentir el viento en el rostro, introducirme en el precioso mar caribe, contemplar las nubes, atisbar la luna, caminar bajo la lluvia, observar las estrellas, sentir la fuerza y vida que fluye en los árboles, admirar el color de las flores y sus delicados detalles, sentir la temperatura de las rocas, contemplar la magnificencia de imponentes espacios naturales como ríos, montañas, cascadas, verdes valles, cráteres, desiertos, lagos tranquilos como espejos, atardeceres de fuego, montañas nevadas, en fin, que lo mío lo mío, consistía en la Unificación.
Entendida ésta como la unión de varias cosas en una sola, sin duda, este tipo de plenitud implica aspectos sensoriales, mentales, espirituales. ¿Y esto que tenía que ver con mi condición actual de kahira?
Por otra parte, ya casi al finalizar la sesión caí en la cuenta de que esa Unificación llevaba implícita esa sensación de total libertad. ¿Libertad? Y mi ser completo se desmoronó ante la evidencia surgida de la impactante verdad interior. Sí, comencé a llorar en tal forma que no había manera de parar. Fue un insight y una catarsis a la vez, estaba ante una revelación.
Me sentí tan aliviada, por fin podía saber en que radicaba mi plenitud y felicidad, y resurgí como kahira con mayor fuerza.
A partir de mi libertad es como he elegido ser la esclava total de  mi Señor, en quien me fusiono y pierdo la identidad, para ser lo que él quiera hacer de mí, en un entorno de belleza, de total entrega. Así se ha resuelto esta paradoja.
Ahora queda por descubrir el camino que me llevará a hacerlo de la forma más correcta, es claro que una esclava ha de ser fuerte interna y externamente. Quien vea la sumisión como debilidad o pasividad anda algo errada. Por tanto, la mejor manera de servir a mi Dueño es comenzar por estar bien.
A nivel físico ser constante en el cuidado de la salud, a través de ejercicio, alimentación, posturas, higiene, calidad de sueño. “Mens sana in corpore sano”. Un cuerpo tonificado, flexible y agradable a la vista siempre será una forma para servir a mi Dueño, para ser usada como le venga en gana. Mi Dueño no quiere una estatua o un títere, ni una anoréxica o exuberante modelo, sino un ser pensante que a través de su libre albedrío decida pertenecerle por completo.
En el área emocional y parafraseando a Teresa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante…la paciencia todo lo alcanza”. Paciencia, confianza, lealtad son grandes virtudes en una esclava. Sin miedo a los propios fantasmas, a ataques externos y/ó traiciones. Manejarme siempre con la verdad, aunque conlleve castigo, sin tener nada que esconder y siempre percibir a mi Amo como mi fuente y mi refugio terrestre, serán actitudes rectoras de mi vida como kahira “per sécula seculorum”.
En el plano más elevado, fusionarme en la totalidad con su voluntad, a nivel sensorial en la excitación del placer/dolor. ¿O no es el orgasmo la epifanía del placer humano?. Compartir como si fuésemos uno, gozos y tristezas. El éxtasis y la profunda alegría que conlleva, tanto en un plano sagrado como humano es una de las metas. Escapar de mi casi permanente auto observación (juicio, planeación, expectativas, comparaciones) y perder el sentido de identidad y límites corpóreos. Se sabe que existe una clara relación neurológica entre el máximo placer físico proyectado a través del sexo y el desarrollo místico al que una persona puede entregarse. Esto también es Unificación.
En conclusión, el camino correcto para servirle mejor, mi Señor, es en principio ser una kahira feliz, completa en todas las áreas de la vida y cuidar integralmente de su propiedad... ya que es a Usted a quien felizmente pertenezco.

lilith {T}

2 comentarios:

  1. atella {C2}:
    Bienvenida a este salón de la Torre Roja, donde mora la kahira.

    Besos
    lilith {T}

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  2. Las cadenas son tu libertad.
    Tarha

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